martes, 27 de abril de 2010

CALENDARIO DE ACTIVIDADES

El pasado día 23 de abril nos reunimos en Asamblea General para presentar el programa de actividades previstas para los próximos meses.

- La más inmediata es para el próximo miércoles día 28 de abril a las 11.30 h en el Salón de Plenos, ya que hemos sido invitadas por el Ayuntamiento de Baza a la presentación del libro “La Dama de Baza. Un viaje femenino al más allá”, que irá a cargo de Teresa Chapa e Isabel Izquierdo, editoras de esta obra, además de Santiago Palomero, Subdirector General de Museos Estatales.

- Para el día 7 de mayo a las 20.00 h, tenemos programado un “Taller de Igualdad” impartido por Sonia Raquel Catalejo, en el edificio Razaloz, Centro del Voluntariado.
- El 29 de Mayo, algunas de nosotras asistirán en representación de la asociación a un encuentro del Consejo Provincial de la Mujer, posiblemente será en Santa Fé, y entre otros se tratarán temas como “Los consejos de mujeres”, “El asociacionismo”, etc…
- El 6 de Junio tendremos una jornada de convivencia en el “Club La Quinta” donde aprovecharemos para pasar un buen día, conocernos, compartir experiencias…
- Para el día 11 de junio a las 20.30 h, tenemos programado un “Taller de Sexualidad” impartido por María Jesús García, en el edificio Razaloz, Centro del Voluntariado.

También deciros que la asociación se ha unido al programa de Servicios Sociales “UN MILLÓN DE PASOS”, y que estamos trabajando en la posibilidad de impartir un curso de informática y de asistir al encuentro “MUJER Y DEPORTE” que se hará en Almaciles, pero esto ya será para Septiembre.

Seguiremos informando.

jueves, 22 de abril de 2010

PRESENTACION A LOS MEDIOS DE COMUNICACION


El pasado día 20 de Abril, la Asociación de Mujeres Bastetanas Clara Campoamor, nos dimos a conocer a los medios de comunicación de Baza, presentando la Junta Directiva, la ubicación de la sede, nuestros própositos y el calendario de actividades previstas para los meses de Abril y Mayo.

Acudimos a los medios de comunicación para darnos a conocer y para que todas las mujeres que quieran, . puedan formar parte de esta Asociación.

La sede se ubica en Baza, en la C/ Reyes Católicos , en la Estación de Autobuses, Despacho nº 1 de la Escuela de Música. Tlfo. 654462369

En la actualidad la Junta Directiva la formamos nueve mujeres con muchas ganas de trabajar y hacer cosas por y para las mujeres y son:

ROSARIO CORBALAN VACAS
CARMEN ANGEL MERINO
JUANI CARRILLO SANCHEZ
BARBARA SOLA SEGURA
RAMONCITA REDONDO OLIVARES
PIEDAD GARCIA LOPEZ
LORENA BELTRAN LOZANO
IRENE PIERNAS FERNANDEZ
PURI CORBALAN VACAS

viernes, 16 de abril de 2010

Presentacion

En una ciudad como Baza con más de 22.000 habitantes, parecía increíble que en pleno siglo XXI solamente hubiera una asociación de mujeres, cuando el asociacionismo es la mejor opción para conseguir unos objetivos y fines determinados comunes a cualquier colectivo.
Esta asociación se creó hace ahora dos años y fue en enero de 2010 cuando este nuevo grupo comenzó a crecer y a crear una pequeña red para definitivamente ponernos a trabajar siendo ahora unas 25 mujeres las que formamos la ASOCIACION DE MUJERES BASTETANAS CLARA CAMPOAMOR.
Los fines que perseguimos desde esta asociación son los de promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y la participación y presencia de las mujeres en la vida política, económica, cultural y social de nuestra ciudad. En definitiva, queremos hacernos visibles para que nuestras opiniones y puntos de vista se tengan en cuenta a la hora de tomar decisiones.
Queremos participar y promover las redes de asociaciones de mujeres. Ya hemos comenzado participando como asociación invitada en el II Encuentro de mujeres que promueve la Federación de Asociaciones de Mujeres del Altiplano Granadino.

Acudimos hoy a los medios de comunicación para dar a conocer nuestra asociación y para invitar a todo aquel que quiera participar de ella, pudiendo contactar con nosotras a través de nuestro correo o en nuestra sede en la C/ Reyes Católicos , en la Estación de Autobuses, Despacho nº 1 de la Escuela de Música.

ambastetanasclaracampoamor@hotmail.com

Rosario Corbalan
Presidenta

lunes, 12 de abril de 2010

CLARA CAMPOAMOR


A ningún político de ninguna época, a ningún diputado o representante del pueblo debe tanto la democracia en España como a Clara Campoamor. Le debemos nada menos que el sufragio universal, idea aparentemente muy admitida pero que para hacerse realidad precisa que las mujeres tengan los mismos derechos electorales que los hombres, durísima tarea que ha consumido en casi todos los países las energías de varias generaciones de mujeres y de hombres amigos de la igualdad. En el nuestro, se consiguió de golpe, sin aparente esfuerzo, porque el esfuerzo lo hizo una persona sola.

Clara Campoamor fue una mujer que se hizo a sí misma, que luchó siempre contra todo, contra todos y contra todas -«mi ley es la lucha», decía- para conseguir una España en donde la cuna fuera un origen, no un destino, y donde la Ley no fuera un castigo sino un amparo. Nació el 12 de febrero de 1888 en una familia humilde del madrileño barrio de Maravillas. Su padre, Manuel Campoamor Martínez, había nacido en Santoña y era contable en un periódico madrileño. Su madre, Pilar Rodríguez Martínez, era modista, y de los tres hijos que tuvo el matrimonio vivieron dos, Clara e Ignacio. Cuando Manuel murió, Pilar tuvo que sacar a todos adelante con su trabajo. Clarita dejó la escuela y se puso a ayudar a su madre repartiendo ropa. Entró luego de dependienta en una tienda y a los 21 años hizo oposiciones para auxiliar del Cuerpo de Correos y Telégrafos. Las ganó y empezó a trabajar en 1910 en San Sebastián.

En 1914 hace oposiciones para profesora de adultas en el Ministerio de Instrucción Pública, ganándolas con el número uno. Pero sólo puede enseñar taquigrafía y mecanografía, ya que no tenía siquiera el Bachiller. Decide entonces estudiar mientras sigue ayudando a la familia. Además de sus clases, trabaja como mecanógrafa en el Ministerio y en el diario maurista La Tribuna como secretaria del director, Cánovas Cervantes, más conocido como El Nini (ni en política era Cánovas, ni escribiendo Cervantes). A Clara este puesto le permitió, sin embargo, conocer a gente, interesarse por la política y convencerse de que ése era también su sitio. En 1920, cumplidos ya los 32, empieza una vida nueva: se matricula como alumna de Bachillerato, que termina en dos años, y a continuación en la Facultad de Derecho, concluyendo la carrera en otros dos. Con 36 años se convierte en una de las pocas licenciadas españolas y dispuesta a ejercer, cosa que hace desde 1925. Sus ideas sobre la igualdad de la mujer la acercan al PSOE y prologa el libro de María Cambrils Feminismo Socialista, dedicado a Pablo Iglesias. Pero ni ella era socialista ni aceptaba la colaboración del PSOE con la Dictadura. Creó la Asociación Liberal Socialista, pero la dejó cuando no pudo conseguir su definición republicana. Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de la mujer y la libertad política.

Ilegítimo pero con indudable ánimo renovador, el régimen primorriverista ofreció a tres abogadas jóvenes y prestigiosas -Clara Campoamor, Victoria Kent y Matilde Huici- entrar en la Junta del Ateneo. Sólo Victoria Kent aceptó. Cuando la Academia de Jurisprudencia otorgó a Clara Campoamor la Cruz de Alfonso XII, por su Premio Extraordinario, también la rechazó, como gesto republicano. A pesar de su origen humilde y su rápida ascensión social, no abandonó la austeridad en su vida privada ni la fidelidad a sus principios.

Trabajó con Martí Jara, buen amigo de Azaña, en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Nunca logró su ideal estratégico: la fusión de todos los republicanos en un gran partido de centro, con Azaña como delfín natural de Lerroux.

Tras la sublevación de Galán y García Hernández en Jaca, su fusilamiento y el proceso del Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de los implicados, entre ellos su hermano Ignacio. Los pobres lo pagaron más caro que los ricos, como recordó después. El abandono del trono por Alfonso XIII, tras el triunfo republicano en las grandes ciudades, llevó al Poder de la noche a la mañana a sus clientes, convertidos en Gobierno Provisional. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes y aunque el mito dice que la República dio el derecho al voto a la mujer, no fue así. La II República supuso un retroceso frente al derecho de voto femenino parcial otorgano por Primo de Rivera. En 1931, la mujer pudo ser elegida, no electora. Y Clara Campoamor salió diputada en las listas del Partido Radical, al que se afilió por ser «republicano, liberal, laico y democrático». Su propio ideario político.

Formó parte de la Comisión Constitucional, de 21 diputados, y allí peleó eficazmente por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad legal de los hijos habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, generalmente llamado voto femenino. Todo lo consiguió menos el voto, que tuvo que debatirse en el Parlamento. Y allí es donde Clara Campoamor se ganó un puesto imperecedero en la memoria de la libertad española.

La izquierda, con excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no quería que la mujer votase porque se suponía que estaba más influida por la Iglesia e iba a favorecer a las derechas. Estas tampoco lo querían pero lo apoyaban porque creían que les podía favorecer. Entonces, el partido Radical Socialista puso frente a Clara a la otra diputada, Victoria Kent, para negar el voto de la mujer aplazándolo sine die. El debate fue extraordinaio y la Campoamor arrolló. Pero no tenía mayoría. La consiguió con el apoyo de la minoría derechista, la mayoría del PSOE y algunos republicanos. Victoria Kent y los radicales trataron de ganar lo perdido mediante una enmienda constitucional, pero Clara la desbarató.

Cuando la derecha abandonó el Parlamento por la Ley de Congregaciones se hizo el último intento para impedir el voto femenino, pero la Campoamor no sólo se impuso en el debate sino que, contra pronóstico y por sólo cuatro votos, lo ganó. Apoyándose en el PSOE y en algunos republicanos de derecha, derrotó a los socialistas de Prieto y a los republicanos de su propio partido, el Radical, el Radical Socialista y el de Azaña. Prieto salió del hemiciclo diciendo que aquello era «una puñalada trapera a la República». Hubo un gran escándalo. Y cuando en el 33 la CEDA ganó las elecciones y Lerroux formó gobierno, sin ellos y con ellos, toda la izquierda le echó la culpa de su derrota a Clara Campoamor. Fue su muerte política.

En el 33 no consiguió renovar su escaño, en el 34 abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión del golpe revolucionario de Asturias. Pero cuando, en 1934, pidió, con la mediación de Casares Quiroga, ingresar en Izquierda Republicaca -fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas-, la sometieron a la humillación de abrirle un expediente y votar en público su admisión, que fue denegada.

Dos afiliadas pasearon en alto su bola negra, jactándose de la venganza. No entró en las listas del Frente Popular, que ganó por una mayoría más amplia que la derecha en 1933 y, evidentemente, con el voto femenino. Nadie le pidió disculpas. Escribió entonces, y publicó en mayo de 1935, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, testimonio de sus luchas parlamentarias y uno de los libros políticos más admirables y menos divulgados del siglo XX español.

La guerra la pilló por sorpresa y huyó de Madrid temiendo que la pasearan sus republicanos. En 1937 publicó en París La revolución española vista por una republicana, en francés, nunca editado en español. Vivió una década en Buenos Aires y se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías -Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo-. Trató de volver a finales de los 40 y a comienzos de los 50, pero se topó con que tenía que ser depurada por haber pertenecido a la logia masónica Reivindicación. A diferencia de otros exiliados, ella se negó a declarar por un delito legalísimo cuando se cometió. Así, por principios, se quedó en el exilio para siempre.

En 1955 se instaló en Lausanne (Suiza), trabajando en un bufete hasta que perdió la vista. Murió de cáncer y de nostalgia en abril de 1972 y mandó que sus restos fueran incinerados en San Sebastián, donde se hallaba al instaurarse la II República.

Concha Fagoaga y Paloma Saavedra, en su reedición de El voto femenino y yo, en 1981, citan una carta de Clara Campoamor en 1959 a Martín Telo: «Creo que lo único que ha quedado de la República fue lo que hice yo: el voto femenino». Cierto. Y con sólo el voto masculino nunca habríamos alcanzado el sufragio universal.

Muchos políticos no le perdonaron su exitosa lucha por el sufragio universal. Tras no ser incluida en las listas del Frente Popular, escribió «Mi pecado mortal. El voto femenino y yo». Murió en el exilio en 1972. Su ideal siempre fue la fusión de todos los republicanos en un partido con Azaña y Lerroux.